miércoles, 12 de septiembre de 2012

Catalans de Almatret

Es así como se llama este delicioso retrato del pintor leridano Miquel Viladrich.
 Hace unos años en el 2007 con motivo de una exposición retrospectiva, el diario El País , un tal Josep Casamartina i Parassols (y me encanta este apellido) en un articulo que titulaba "El perfecto desconocido" decía de él entre otras cosas:

"El pintor Miquel Viladrich Vilà (Torrelameu, Lleida, 1887-Buenos Aires, 1956) no es un artista que el tiempo haya convertido en raro porque en realidad él ya nació así, y tanto su éxito como su posterior olvido han venido condicionados por este fenómeno. Viladrich se situó completamente al margen de los ismos del arte moderno y fue a mirar los primitivos italianos del Quattrocento y sus coetáneos flamencos, como si nada hubiera pasado después en el mundo del arte, salvo la gloriosa excepción de Zurbarán, otro raro y portentoso primitivo. Excepto el caso del primer Ramón Gómez de la Serna y de Ramón Pérez de Ayala, que fue un admirador devoto -igual que también lo fue Salvador Dalí-, Viladrich no tuvo demasiada fortuna entre los críticos de arte más reputados de su época, atónitos delante de tan extraño fenómeno, aunque sin embargo la prensa en general sí se ocupó de él, dado que fue un pintor bastante mediático"...

"...a pesar  de la reivindicación que ha venido realizando la Fundación Mapfre a partir de su inclusión en bastantes exposiciones temáticas como El Simbolismo en España, La Generación del 14 o Luz de gas, Viladrich sigue siendo un perfecto olvidado. Una de las causas podría ser el hecho de que sus obras más destacadas hayan permanecido encerradas en los restringidos salones de la Hispanic Society de Nueva York, desde que fueron adquiridas en la década de 1920 por Archer M. Huntington. Viladrich conquistó al millonario mecenas americano con sus catalanes de tierra profunda y fronteriza, medio aragoneses, con tocados y barretinas, vestidos con sus mejores galas de pana, tejidos labrados, sedas bordadas y algodones estampados, en un delirio textil sin precedentes."
..."La Guerra Civil española propició su exilio argentino y allá continuó la búsqueda de tipos rurales y auténticos, adornados con ponchos y mantas de lana, más austeros y menos vistosos. Viladrich se mantuvo siempre fiel a sí mismo y no cambió para nada su pintura, con una actitud a la vez humilde y altanera, discreta y trascendental a pesar de rayar lo trasnochado."

O sea que Viladrich allá donde fue siguió pintando lo mismo, y lo que pintaba, seguramente era lo que le era más familiar: las caras de sus vecinos del pueblo, de su infancia, de los "catalans" del pueblo de al lado. 
Es curioso, pero en general parece que no vamos mucho más allá de donde vivimos los primeros años de vida, aunque recorramos miles de kilómetros para alejarnos de allá, siempre acabamos volviendo a donde salimos, aunque sea a través de los pinceles...
Catalans de Almatret...

Ayer muchos catalanes que conozco y quiero, en vez de un cordero, una aceitera o un porrón se agarraron a una bandera y se sintieron seguramente muy felices de ser tantos y estar tan juntitos.
Yo, a pesar de que la mayor parte de los ismos me parecen algo muy susceptible de ser manipulado y de que no casa con mi carácter excesivamente crítico y que no comparto ese sentimiento nacionalista ( de ningún tipo, sea de donde sea) si que puedo entender la emoción de una ilusión común puesta en una idea. 

A mi no me emocionan las banderas y los himnos, qué le voy a hacer, ya quisiera a veces, ¡es bonito!...
Catalans...
Pueden ignorarlos, despreciarlos,  pero eran muchos, habrá que tenerlos en cuenta.
 
 




4 comentarios:

  1. Intel·ligent visió de la Pombolita. Si hi haguessin moltes més Pombolites segur que amb una República Federal hi hauria prou. El problema que aquesta alternativa sembla que només la contemplen a Catalunya...

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  2. Pues si, Galderich, habrá que hablar de Gutierrez Solana para entender a los españoles de Citruénigo por ejemplo.
    Tan iguales y tan distintos.

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  3. Ya ves... Mira que me gusta a rabiar Gutiérrez Solana, pero pensar que esa España negra suigue estando bajo la piel de tanta gente... pone los pelos de punta!

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  4. Pues probablemente los catalanes de Almatret también pertenecen en parte a esa España negra que pinto Gutierrez Solana, aunque con algo más de color, el del porrón por ejemplo, en fin, amigable no parece...

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